Las vitaminas del salmón

Este pescado también cuenta con una buena cantidad de vitaminas, de entre las que destaca la D y las del grupo B. La D es de vital importancia para la formación de los huesos, ya que permite la síntesis del calcio y su mineralización.

Las vitaminas del grupo B están presentes en casi su totalidad. De ocho existentes, el salmón cuenta con seis: B1, B2, B5, B7, B9 y B12. Su importancia radica en las funciones en las que están presentes en el cuerpo humano. Todas participan de diferentes procesos del metabolismo celular.

La B1, o tiamina, juega un papel importante en el metabolización de los carbohidratos, pero también participa en la absorción de las grasas y las proteínas; la B2, o riboflavina, permite mantener las mucosas en buen estado, en especial las de la córnea; la B5, también conocida como ácido pantoténico, ayuda a cuidar el cabello y a reducir el acné; en el caso de la B7, cabe decir que es esencial para la degradación de la grasa y su posterior síntesis; la B9 contribuye a la producción de glóbulos rojos y la B12 permite al cerebro funcionar con normalidad.

Los minerales

Como no podía ser de otra manera, el salmón también está provisto de diferentes minerales, los cuales son esenciales para el organismo. El más destacable es el yodo, presente en 28,32 miligramos por cada 100 gramos. Este mineral es esencial para fabricación de hormonas, especialmente las que produce la glándula tiroides.

También contiene potasio en una asombrosa cantidad: 336 miligramos. De este mineral no se suele hacer mención alguna, pero este posibilita la producción de proteínas, el desarrollo y regeneración de los músculos, el control de la actividad eléctrica del corazón, la regulación del agua en el cuerpo y combate los efectos adversos del sodio en el organismo.

Por último, merece destacarse la presencia del fósforo por ser de unos 253 miligramos. Es un mineral necesario para la vida, ya que está presente en la formación del ADN y el ARN. Además, las células lo utilizan para almacenar y transportar energía por el cuerpo. También se encuentra en la formación de los espermatozoides.

¿Cómo prepararlo?

Existen múltiples formas de preparar el salmón. Al horno, a la plancha, hervido, al vapor o cocido mantendrá todas sus cualidades. Sin embargo, si decides freírlo sí que se perderán algunos de sus nutrientes, aunque se recomienda compensar esto con unas ramitas de romero. Eso sí, procura mantener la piel del salmón intacta, en especial en los filetes, ya que contribuye a retener los jugos de la carne y a mantenerla tierna en la cocción.

Podrás retirar la piel una vez esté cocinada la pieza, no te costará nada eliminarla con un tenedor. A la hora de introducir este alimento en los más pequeños del hogar, las recomendaciones son las mismas que para cualquier otro pescado azul.

Los especialistas sugieren incluir el salmón en las dietas de los niños a partir de los 18 meses, pero desde aquí siempre recomendamos en este sentido que sigas las indicaciones de tu pediatra. Esto se debe a que los pescados azules cuentan con más grasa y un sabor más potente que los blancos, por estos motivos hay que introducirlos más tarde. Las papilas gustativas de los infantes no están preparadas hasta esas edades para soportar tanto sabor.